Cuál es la razón que cada producto o servicio viene con una tremenda cantidad de información como políticas, renuncia de acciones, autorizaciones, acuerdos, etc? (muchos de estos lo ves con mensajes como este: “Click aquí si tú leíste y estás de acuerdo).
La mayor cantidad de esta información los consumidores no lo leen. Nosotros adoramos hacer click y actuar como que conocemos todo.
¿Tú has leído cada contrato que firmaste en tu vida? ¿ O tomaste la palabra de la persona quien te está vendiendo un producto o servicio (tales como un vendedor de bienes raíces, un agente de seguros, un agente de hipotecas, un asesor comercial o un agente de arrendamiento comercial, entre otros, la lista es muy larga)?
Ahora bien, cuándo los problemas llegan, ¿cuál es tu defensa? Frases como “no me lo dijeron”, yo “no entendí así”, “me lo explicó y confié en él y no leí mi contrato”. Esto pasa así hayas comprado algo tan pequeño como un juguete defectuoso o cosas más grandes como tomar un préstamo, o llegar a una hipoteca o la garantía sobre la deuda de un conocido, que no entendiste bien y después resulta que te das cuenta que es diferente a lo que pensaste inicialmente.
Estos servicios cuestan millones de dólares durante sus vidas. La casa que costaba $. 400,000 terminará costando $ 800,000 durante la vida del préstamo, pero creemos que tenemos un 5% de interés y la respuesta es que no le leíste bien.
Normalmente, ¿qué haces después? ¿Consultar con amigos? Y ellos normalmente te darán un consejo de sentido común, pero el problema es que, normalmente, ellos tienen la información adecuada.
La Ley del Consumidor está ahí para asegurarse de que no haya diferencias en el conocimiento entre un individuo y una institución. El Gobierno trata de intermediar las relaciones entre consumidor y proveedor y obligar a los últimos a educar a sus clientes sobre las reglas y regulaciones de sus derechos como consumidor.
¿Qué debes hacer entonces?, algunos consejos:
1. Lee tu póliza de seguros (de carro, casa, salud, vida, cuidado de vida, etc), entiende las declaraciones, si hay algunas excepciones, períodos de gracia y haz todas las preguntas que no te queden claro con la información.
2. Lee tus notas (tarjetas de crédito, hipotecas, préstamos de gobierno, contrato de créditos comerciales, avances de efectivos, contratos de arrendamiento de maquinaria, etc), entiende los costos, términos, estipulaciones, intereses, factores, costos vs el APR, los montos totales de vuelta, las amortizaciones, etc.
3. Confía en gente que conozca de la materia y no te dejes guiar por los “consejos” que escuchas de tus amigos, familiares o vecinos. Anda donde un contador certificado o conectate a través de la plataforma de InQmatic con gente especialista en cada materia que te permita acceder a información adecuada.
4. Como dueño de negocio es tu obligación el no parar de informarte, el rodearte de la gente adecuada y el ir descubriendo cuáles son tus derechos y tus obligaciones para que tu negocio y tú puedan crecer de la mejor manera posible.